La rebelión de los ashanti y la independencia de Ghana

La región de Ashanti de África occidental, en lo que hoy es Ghana, era muy valiosa por sus reservas de oro y su posición estratégica en la ruta del comercio transahariano. A lo largo de los siglos XVII, XVIII y XIX, Inglaterra trató de controlar esta región que consideraba crucial en su campaña para obtener ventaja financiera sobre sus rivales europeos en el creciente comercio de esclavos. Sin embargo, la región estaba controlada por los akanes, un pueblo rico en oro y de una temible presencia militar comandado por Osei Kofi Tutu I. Aunque Gran Bretaña logró anexar áreas vecinas, la capital central de Kumasi permanecía bajo estricto el estricto control de los ashanti. Un periódico británico del siglo XIX señaló que los Ashanti fueron capaces de desplegar “200 000 hombres en el campo de batalla” y que sus guerreros “no les intimidaban los rifles de francotirador ni los cañones de 7 libras”.

Entre las décadas de 1820 y de 1890 se sucedieron varias batallas conocidas como las Guerras anglo-ashanti, en las que tanto británicos como ashanti sufrieron fuertes pérdidas y llegaron a varios acuerdos de paz provisionales, a menudo de corta duración. Gran Bretaña finalmente pudo tomar la capital de Kumasi en 1900, tras la “Guerra del Taburete Dorado”, que se desencadenó cuando un embajador británico se sentó en un taburete que el pueblo ashanti consideraba sagrado. Los saqueadores europeos incendiaron muchos de los edificios gubernamentales que seguían en pie, como la biblioteca central que, según los testigos, contenía “pilas de libros en muchos idiomas”, y los miembros de la corte real Ashanti, incluida Yaa Asantewaa, la reina madre que había liderado la rebelión, fueron exiliados a las Seychelles. El Reino Ashanti pasó a formar parte de la Costa de Oro británica con la condición de que ningún británico u otro extranjero profanara el taburete dorado. En las décadas siguientes, bajo el dominio británico, el poder económico de la región continuó creciendo debido a la producción de ferrocarriles e infraestructura, la expansión del comercio del café y la introducción de la planta de cacao en la zona. El gobierno colonial todavía permitía que los consejos tribales tradicionales controlaran las administraciones locales. Esto, combinado con la extensión de la educación europea a los nativos africanos, favoreció el despertar de una conciencia negra y aceleró el interés por el panafricanismo y el autogobierno.

Las noticias sobre la independencia de la India y Pakistán, así como la difícil situación de los soldados africanos que regresaban de la Segunda Guerra Mundial, reforzaron este movimiento. En 1946, se sucedieron varias noches de disturbios y saqueos cuando estos soldados descubrieron que se les retenía la pensión por motivos de raza. Ante la presión, el gobierno británico, económicamente debilitado y temeroso de más conflictos, inició las negociaciones para la independencia con los dirigentes locales, liderados por Kwame Nkrumahel, un revolucionario educado en Estados Unidos y Gran Bretaña. El naciente Partido Popular de la Convención, socialista y liderado por Nkrumah, ganó las elecciones y llegó a un acuerdo de poder compartido con los británicos, que duró hasta 1957, cuando el Imperio Británico finalmente cedió el control del territorio. Ghana es la segunda nación del África subsahariana en lograr la independencia de la colonización europea.

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